Benasque, para comer y andar
Benasque, para comer y andar . El Correo.
Benasque, para comer y andar
Enclavado en el corazón del Pirineo, este valle se rinde al esquí en el invierno, pero pocos conocen sus delicias culinarias y los mejores senderos por los que disfrutar de los rincones más espectaculares del Parque Natural Posets-Maladeta. Esta escapada puede ser una buena opción para recibir el otoño
Los amantes del esquí conocerán sin duda la localidad de Cerler, una pequeña población en el municipio de Benasque que constituye la base de la estación de Aramón: la más alta de los pirineos, con más de 80 kilómetros de pistas esquiables que discurren entre un paraje incomparable y el único eslalom gigante de España. Cerca de esta zona, en pleno Parque Natural de Maladeta-Posets y a los pies del Aneto, se erige otra estación, la de Llanos del Hospital. Esta gran oferta para el deporte de invierno es el reclamo principal, pero no el único, de un valle rodeado de cumbres, y donde el río Ésera ha dejado indeleble su huella entre cascadas y morfologías singulares. Conocer Benasque puede ser una buena opción de fin de semana en estos meses, antes de la llegada de la nieve. Sin necesidad de calzarse los esquís ni enfundarse en el incómodo traje, proponemos dos alternativas que se complementan; una para el turismo más sosegado y otra para los que prefieren algo más de acción.
Gastronomía y cultura. Ruta por el ‘valle escondido’ y Benasque
Se le conoce como ‘el valle escondido’, al estar rodeado por las cumbres más altas del pirineo y coronado por el pico Aneto. Tiene su centro neurálgico en el municipio homónimo, Benasque. Un pueblo rendido a los encantos del turismo de montaña, donde confluyen historia y belleza natural. La cercanía e influencia del catalán, el aragonés y el gascón han dejado en el valle una singularidad lingüística, el benasqués o patués, un habla románico característico de la zona.
Pasear por sus calles es retroceder en el tiempo, a la vez que admirar las imponentes cumbres que se elevan sobre las pequeñas casas propias de la arquitectura pirenaica. En plena Calle Mayor de Benasque nos encontramos el Palacio de los Condes de Ribagorza, un edificio de estilo renacentista de mediados del siglo XVI, convertido en la actualidad en centro cultural del municipio. Sin salir de sus lindes, es obligada también la visita a la Iglesia de Santa María -en la Plaza Mayor- y el Torreón de Casa Justo, que junto a la Casa Faure conforman los vestigios más destacados de la arquitectura civil de la villa.
Fuera del casco urbano, las poblaciones de Cerler y Anciles se encuentran dentro del mismo municipio, dos villas con un casco urbano al que preceden siglos de historia, así como vestigios secretos de la arquitectura religiosa medieval.
Conocer el valle incluye sin duda probar su carne, base de sus famosos guisos y platos de cuchara, que conforman la gastronomía de la zona. No olvidarse tampoco de saborear sus setas y quesos que maridan a la perfección con los vinos del Sotomontano.
Como plato típico hay que destacar la sopa benasqueña, son sopas de ajo caseras. Además la carne de la que hablábamos es carne de caza, especialmente jabalí con el que se prepara un estofado llamado ixarso, además se puede disfrutar de la ensalada benasqueña, con patatas y sardinas.
Dos buenas opciones en Benasque son el restaurante Fuenroya, con platos típicos de montaña y guisotes, y El Fogaril, con aire rústico, donde disfrutar de deliciosas carnes de caza y setas.
En la localidad de Anciles se encuentra el restaurante Ansils, tiene comida tradicional y además cuenta con una pequeña bodeguita que se puede visitar. La perdiz con setas y el jabalí son dos de sus especialidades.
Senderismo: Ruta del Forau de Aigualluts
Lejos de los núcleos urbanos, el valle de Benasque conforma un paisaje inconfundible. La riqueza y diversidad de este territorio bien ha merecido la declaración de Parque Natural, bajo el nombre de Posets-Maladeta, por la Comunidad Autónoma de Aragón. Calzarse las botas y lanzarse al senderismo se convierte en la mejor forma de conocer a fondo el valle y disfrutar de sus tranquilas vistas. Por esta razón, Benasque cuenta con una red de senderos balizados de gran y pequeño recorrido, así como autobuses que facilitan el acceso a los visitantes.
Para el paseo proponemos uno de los senderos más conocidos y espectaculares, se trata de la Ruta del Forau de Aigualluts, donde se puede apreciar un fenómeno kárstico formado por el paso de las aguas del glaciar del Aneto; las llamadas Güells de Joeu, en el Valle de Arán. Contemplar este capricho de la naturaleza nos llevará apenas 45 minutos desde que partimos de un pequeño pueblo llamado La Besurta y poco esfuerzo, ya que la ruta está catalogada con dificultad media-baja. Un paseo entre prados y barrancos que también se puede disfrutar en compañía de los más pequeños de la casa.