Escalada en el valle de Benasque
Escalada en el valle de Benasque – Barrabes.com. Por Daniel Vega
Clásico/ca: De las definiciones que podemos encontrar de esta palabra en el diccionario, está claro cuáles se adecuan al adjetivo «clásica» cuando lo añadimos al término «escalada»:
1.- Que no se aparta de lo tradicional, de las reglas establecidas por la costumbre y el uso.
2.- Típico, característico. Entendemos como clásico aquello que mantiene sus cualidades, su esencia, que no caduca ni pasa de moda.
Las dos definiciones del diccionario definen bien el término «escalada clásica» al referimos a una vía.
Vías clásicas y escalada clásica
Por definición, una vía clásica es aquella cuyo interés se mantiene en el tiempo, por cumplir en cierta medida los siguientes requisitos:
1. Ser la más repetida.
2. Ser representativa del lugar.
3. Estar trazada de forma lógica y elegante, en un sector principal de la pared o pico en cuestión.
4. Ser la más fácil o de las menos difíciles. 5. Ser la primera o representativa de una época pionera.
6. Tener buena calidad de roca o no ser demasiado herbosa.
7. Estar desequipada, semiequipada o conservar un cierto carácter de compromiso que recuerde al original.
Salta a la vista que dichos factores guardan cierta relación; y que el factor determinante es el primero, pues el interés de una vía se mide en repeticiones. Si se cumplen todos, nos encontramos ante una gran clásica. Por norma general una clásica reconocida es fácil pero al menos tiene V, es lógica, elegante e histórica, surca la parte principal de la pared, tiene tramos de autoprotección o alejes; y tiene algún pasaje difícil (que está equipado para A0 o Ae y bien lavado).
Sobre cada uno de esos requisitos se podría hacer un artículo interesante, incluso habilitar un foro, aunque siempre estamos hablando de lo mismo, el equipamiento. Quizás por estar tan directamente relacionado con el compromiso (con permiso de otros como roca, tamaño, trazado o lejanía) y ser éste la vara de medir la dificultad en este tipo de vías. O quizás más bien porque el equipamiento habla de la capacidad y la ética de los aperturistas o equipadores o reequipadores o retroequipadores; y en esto siempre hay un manjar para la crítica. De dicho concepto de vía clásica se desprende el concepto de escalada clásica, entendido como tipo de actividad o disciplina de la escalada. Pero este término es mucho más sutil y engañoso. En principio hace referencia a la escalada de vías clásicas, de modo que un escalador de clásica, simplemente, es aquel que colecciona vías clásicas. Pero si lo utilizamos como disciplina, nos encontramos con que no es tal, sino un pupurrí de disciplinas que sí lo son (libre, autoprotección, artificial, vías largas). Si lo fuese habría de tener un cuerpo técnico específico, una graduación específica, un entrenamiento específico y habrían especialistas de la modalidad. Esto no ocurre. De igual modo, si aplicamos el significado del adjetivo clásico se ve que no es así.
Sin embargo, todos nos entendemos y tenemos siempre en la boca tal término que designa un tipo de escalada que requiere de ese pupurrí técnico, mediante el cual se sale airoso de aquel tipo de vías.
7 Vías clásicas representativas del Valle de Benasque
Una vez aclarado el significado de vía clásica, vamos a vulnerarlo alegremente, como todo el mundo. El Valle de Benasque en sí no es un lugar especialmente fantástico para escalar, salvo por la variedad de roca que ofrece y su altitud y paisaje que confiere a sus vías un carácter alpino. Hay grandes desniveles, pero de ellos la mayor parte corresponde a la aproximación, lo cual merma el interés de sus vías para la comunidad escaladora, que gusta de tener cerca la furgoneta. Aún así, la Cara Sur del Pico Abadías quizás sea la pared de granito más imponente de España, con permiso de otras como la del Maupás o Malpás (mal paso), también en este valle.
Dicha aproximación genera dos consecuencias:
• Una parece buena, y es que las zonas no están masificadas en absoluto y gozaremos de un ambiente mucho más “de montaña”, normalmente solos en la pared.
• Otra no es tan buena, según se mire: salvo las más famosas, las vías no se repiten estando a menudo muy “sucias”, herbosas y liquenosas; y las reseñas brillan por su imprecisión e incluso por su ausencia.
Zonas como Perramó cuentan con todas (o casi?) sus lineas abiertas pero sin reseñar, lo cual cierra un círculo vicioso de no repetición de las vías que las mantiene tan sucias como el primer día…
Hay que destacar la labor de Luis Alfonso que, con una primera guía completa del valle, ha recopilado la información existente y ha puesto un punto de partida sobre el cual trabajar en el presente.
El jaleo se acrecienta con múltiples reaperturas, pero sea como fuere, y aunque a veces las primeras ascensiones se las apunten quienes no fueron los primeros realmente, esperemos que poco a poco la historia de la escalada en el Valle de Benasque por fin se vaya escribiendo… Vamos ahora a centrarnos en la selección de vías que presento: de ellas, algunas son clásicas o grandes clásicas en sentido estricto, pues cumplen con todos los requisitos que hemos visto. Otras son clásicas modernas: en alguna zona hay vías nuevas más lógicas o mucho más limpias que otras anteriores; o simplemente más repetidas. Por ejemplo en el Congosto de Ventamillo había vías anteriores, pero muy selváticas, o más difíciles, o con otro carácter que, en definitiva, perfilan la “Ternura” como la clásica del sector, pese a ser bastante nueva, (de hecho incluso acaba de ser reequipada por sus aperturistas). En el pico Russell, El Gran Diedro es bien nueva, así como La Autopista de Pepín, de corte muy moderno.
Por supuesto las crestas también son vías de escalada, pero se suelen tratar como una variedad distinta.
Por último destacar que, si bien son todas las que están, desde luego que no están todas las que son, pues nos dejamos grandes vías e incluso sectores sin tratar, que bien lo merecen, por unos u otros motivos. En concreto merecen mención otras zonas como:
• El Ampriu, por su accesibilidad, su excepcional gneis y su aceptación popular; pero ya tratado anteriormente en estos Cuadernos.
• El Circo de Tempestades: habiendo aquí grandes vías, no son muy clásicas porque nadie las escala.
• Paderna: curiosamente esta zona tampoco se transita, pese a su cercanía.
• Forcau.
• Etc.
Generalidades y consejos para la escalada clásica en la zona
• La importancia de llevar chubasquero se multiplica, aunque la previsión no sea lluviosa. De igual modo se multiplica la importancia de cada elemento de seguridad o protección (silbato, frontal, gafas de sol, protector solar, manta térmica, botiquín). Pero al tiempo hemos de prever con clarividencia que si lo llevamos todo quizás no podamos levantarnos del suelo.
• Salvo que conozcas bien la zona, lleva un mapa para la aproximación y un eventual retorno inesperado por esa vertiente que no conoces.
• El teléfono móvil cargado es importante. En algunos sitios no hay cobertura. Una emisora de 2m puede ser una opción. Los refugios guardados tienen sus emisoras siempre conectadas y el cuartel de la guardia civil también.
• Los clavos en alta montaña se aflojan. La gran oscilación térmica, tanto diaria como estacional, que sufre este medio es tan extrema que, de hecho, es un factor erosivo principal, que fractura la roca y afloja los clavos que la acuñan por dilataciones y contracciones sucesivas. Llevar un martillo ligero no sólo sirve para recolocarlos, sino también para limpiar fisuras y usarlo de piolet. Si llevas martillo, ya de paso puedes llevar algún clavo y protegerte con seguridad en lugares sin posibilidad para los fisureros. Además, los clavos en alta montaña a veces desaparecen… Si no llevas martillo, al menos comprueba el estado de los clavos y nunca les des el papel de seguro esencial de tu cadena de seguridad. Más fácil: refuerza las reuniones y mete seguros aunque hayan clavos.
• Otros elementos muy prácticos en montaña son las cintas largas para lazar grandes bloques o triangular seguros alejados, los cordinos para rapelar con machard, lazar puentes de roca y árbolitos o reforzar instalaciones de rápel viejas, un cepillo para limpiar las verdaderas selvas de liquen que a veces se encuentran y, sobre todo y los más importantes: sentido común y prudencia.
1 – Pico Russell 3207m – Cara Sur. “El Gran Diedro” (V, 250m)
El Gran Diedro no sólo se llama así por ser grande, sino por ser un escándalo que hubiera pasado inadvertido mientras se abrían otras vías en el perímetro de este inmenso trapezoide, incluso cerca. Luichy, mucho más curtido por todas partes que yo, me decía durante la apertura que lo disfrutase, pues me podía asegurar que otro así no pillaría en la vida…
y siendo una vía nueva, ya cuenta con más repeticiones que las demás, salvo alguna otra muy repetida por tratarse del acceso normal a algún tresmil secundario (es conocida la gran afición por completar la lista de tresmiles).
Diedro gigante, con roca excelente y muy limpia de roca suelta para tratarse de una escalada sencilla y larga a tanta altitud. Es una vía muy rápida, es fácil de localizar, el granito está erosionado de tal forma que ofrece buenas presas por doquier, la protección es fácil y las reuniones están equipadas para rapelar, de modo que podemos dejar mochilas y calzado a pie de vía, y marcharnos por donde hemos venido habiendo subido al Pico Russell de una manera bonita, elegante y disfrutona.
Es aconsejable aproximar por el fondo del pequeño valle del Ibón Chico de Llosás hacia la cresta Sur del Russell; una vez en el circo giramos a la izquierda en busca del evidente diedro.
2 – Agujas de Perramó 2553m – “Travesía Directa de las Placas” o “Almarza” (V, 420m)
Una excursión a Perramó es como una lección de geología. Este pequeño valle glacial, colgado a su vez sobre el ya característico Valle de Estós, nos ofrece en poco espacio todos los elementos característicos del modelado glaciar y periglaciar: un valle en artesa colgado de otro, pulido por el hielo, con ibones, morrenas y, sobre todo, de nuevo colgado, un precioso circo en cuyo centro se yergue un espectacular hörn (cuerno): Las Agujas de Perramó.
Es, en definitiva, un maravilloso vestigio.
Las “tres” agujas se disponen de Este a Oeste, y se nos presentan como una sucesión de inmensas planchas de granito joven de excelente calidad, apoyadas unas sobre otras. La cobertera de pinos llega justo hasta el circo, por los 2400 metros de altitud, aunque algún pino suelto encontramos hasta en la cumbre. De este modo se avistan claramente al entrar en el valle, tras superar el talud boscoso que aísla este pequeño mundo pirenaico.
Dichas planchas conforman una especie de espolón que presenta diversas paredes sucesivas, algo tumbadas y fuertemente llamativas.
Justamente (con todo el sentido del adverbio) fue José Murciano uno de los primeros ascensionistas, junto con Fernando Chaverri.
Hasta ahora, las reseñas de las vías largas del valle se encontraban en unos famosos archivadores con fotocopias, que de hecho siguen existiendo. Hay dos archivos “públicos”: uno está en la Escuela de Montaña de Benasque, y el otro ha dado unas vueltas hasta llegar al Albergue del Run, donde actualmente hay una buena colección de revistas y croquis en archivadores. Cuando uno llegaba al valle, una de las primeras ocupaciones era inspeccionar dichos archivadores: el de hielo, el de roca, el otro de variado… Y enseguida te dabas cuenta de que entre los aperturistas que figuran hay un local, o un enamorado de la zona, cuyo nombre se repite una y otra vez en las reseñas de aperturas de todas las paredes: José Murciano, de Monzón.
Este escalador fue el primero en dedicarse a escalar sistemáticamente todas las paredes de la cuenca del Ésera. Lo hizo con tal éxito que aún hoy sigue siendo sin duda el que mejor ha conseguido tal objetivo como aperturista. Una de sus vías más repetidas es esta que presentamos, la Travesía Directa de las Placas, también denominada Almarza, nombre que le pusieron a posteriori: “Era un montañero importante, quizás presidente de Montañeros de Aragón de Zaragoza. Yo lo conocí en Senarta, fue como hacerle un homenaje…” (José Murciano).
Describo la variante de entrada llamada Totem, más directa, repetida y evidente, si bien la primera parte de la vía es transitable y, con ello, trae un poco de jaleo a la hora de describirla. La vía comienza justo a la derecha del punto más bajo de la pared, en un minúsculo y oportuno prado. Subimos recto con tendencia a la derecha en busca de un diedro tumbado y perfecto con un clavo. Superamos sin grandes dificultades la primera aguja por un sistema de fisuras evidente, llegando a una cresta que haremos por la derecha, por un muro tumbado y fisurado fácil. Por terreno fácil llegamos al pie de el muro principal. Una fisura con un pino lo recorre por su centro. La escalamos (V) y montamos reunión. Un sistema de fisuras sale en diagonal a izquierdas y nos lleva a un hombro, que forma un collado donde tenemos un escape por el Sur (gran vira inclinada). Desde aquí, un fácil diedro nos conduce a las rampas finales (salida en ensamble para hacerlo en un largo). Desde la cumbre, seguimos en dirección opuesta a la subida para montar un pequeño rápel de un pino (menos de 30 metros) y volver bordeando las agujas por el Sur hasta el punto de partida o, si no hemos de recoger nada, al camino de vuelta.
3 – Fita superior de Pintrat 2598m – “Fisuras Divertidas” (V+, 275m)
La Fita Superior del Mall Pintrat sabe a Galayos. Granito verdoso de canto, con grandes feldespatos y nódulos, y bien de liquen. De lejos, desde la carretera de Cerler, se ve imponente y majestuosa, hay que ir allí a escalar. Sin embargo luego no presenta tanta pared como parecía, ésta se tumba y se convierte en cresta, su morfología se adapta a la empinada ladera de la que surge. Así nos encontramos con vías cuyas dificultades se encuentran en los primeros largos, que van convergiendo en una amable cresta, con una escarpada cumbre que por detrás sigue estando cerca del suelo.
A pie de pared hay tal vivac que merece la pena ir para más de un día, bien subir por la tarde para escalar la mañana siguiente, o bien para hacer alguna otra escalada, como los espolones del Sol y de la Luna, o las bonitas fisuras de la izquierda de la pared.
La vía comienza sobre la gran plancha que forma el vivac. Por las fisuras evidentes llegamos a un techo que superamos por la izquierda para montar reunión encima. Salimos de R1 en diagonal a la derecha para volver a izquierdas donde, al final de una repisa, encontramos un paso más difícil (V+) de difícil protección, pero que se puede estudiar bien para no hacer la trastada de caerse. A la izquierda unas fisuras nos llevan al diedro perfecto característico de esta vía. Escalar el diedro plagado de liquen o bien flanquearlo por el muro de su derecha, más limpio pero de peor protección (microfisureros). La pendiente cede y sólo nos resta una cresta fácil hasta la afilada cumbre. Para bajar hemos de buscar un rápel hacia el Norte y bordear la fita para volver al vivac.
4 – Maupás 3111m – “Cèrèza” (V+, 300m)
Esta vía sí que es una gran clásica en sentido estricto. Histórica, estética, repetida y comprometida aunque no difícil. Roca sorprendentemente compacta de excelente calidad y paisaje soberbio.
La gran muralla que el pico Maupás o Malpás (mal paso) ofrece por su vertiente meridional, sin vía alguna que no requiera escalada por esta vertiente, está, por suerte, sumida en el olvido. Esto se debe a su aislamiento, al fondo del Valle de Remuñe, que está bastante al final del Valle de Benasque. En la transitada cota de los 3000 metros, este circo es de lo más bello y salvaje del Pirineo. Semejante pared de granito excelente no conoce la masificación, por dicha lejanía. Una pista forestal o un acceso fácil por Francia probablemente la llenaría de gente de inmediato.
Esta vía no fue la primera de la pared, sino la cuarta. La primera, de Jean Arlaud, Jean Escudier y J. Pérez, data de 1931. Sin embargo, esta vía es históricamente llamativa, pues en 1951, la cordada François Céréza y Paul Comet, con toda la pared aún para ellos, y líneas visualmente mucho más fáciles o evidentes por abrir, se adentran en el monolítico escudo central de la pared con mentalidad totalmente moderna, actual, encontrando en él conceptos como estética, dificultad y velocidad en la escalada… Van con más de 20 años de adelanto, incluso 30. Podemos leer la historia detallada de la escalada en esta pared en la guía, incluso admirar un fragmento de narración de la apertura de la Céréza-Comet en palabras del propio Comet. Si bien el estilo de la escritura es antiguo y suena demasiado épico, rancio diría yo, es bien interesante por lo ya remarcado, por lo precoz.
Hoy en día, con la evolución de los materiales (pies de gato y medios de protección), la dificultad de esta vía reside en encontrar el itinerario correcto. De hecho me constan abandonos por parte de profesionales de la montaña, alguno con cliente incluido. Al tratarse de un escudo monolítico y de excepcional calidad de roca para tratarse de una vía fácil en altura, no es necesario martillo en absoluto. Reuniones y pasos equipados. Daré unas claves de la vía para dejar al lector sin excusa para no ir, pues estamos ante una vía imprescindible, eso si, muy expuesta en un tramo de IV grado.
El punto de ataque es bien evidente. Tomaremos como referencia unos bloques que forman un pequeño techo característico (como tres cuadraditos) bajo el cual está R.1. Desde el suelo cogeremos el diedro más grande y evidente de los que hay con tendencia a la derecha, que nos lleva a un pequeño hombro herboso, ya casi a la altura de los techos. A la derecha, descendiendo un poco, está la reunión. Desde aquí, volveremos sobre nuestros pasos al hombro herboso para tomar un diedro evidente y tumbado en diagonal hacia la izquierda. No abandonarlo hacia la derecha (tentador) sino seguirlo hasta el final para salir a una campa con un bloque lazado (reunión opcional). Continuar verticalmente y bordear un techo/diedro formado por un gran bloque (posible también por el muro a su derecha) para salir a una rampa, ya monolítica, en la que montamos otra reunión. Desde aquí ascendemos un poco pero sin irnos al diedro de encima, con algún clavo y restos de embarques, sino que antes de llegar nos vamos en travesía a la derecha buscando lo más fácil, y adentrándonos en el escudo que se intuye, pero aún no se ve. Aquí empieza el tramo expuesto, pero no temáis, que es cuarto de excelente roca. En travesía llegaremos a unos diedros ciegos. Coger el más evidente (el que más arriba llega) y subir por él hasta el final, donde nos podemos proteger con un par de microfisureros (00, 0 ó 0.5) para dar un pasito más difícil a la izquierda y colarnos en otro canalizo, ya viendo la reunión a pocos metros. Si te pareció difícil el paso, te aconsejo que alcances primero el spit del siguiente largo y te bajes a montar la reunión con el primer seguro del siguiente largo ya puesto, para evitar un posible factor 2. Sobre el spit está el paso clave, un V+ de adherencia para alcanzar una franja horizontal de buenas presas con un clavo. Bajo éste hay un buen emplazamiento para el alien amarillo (creo recordar). Ya está. Desde esta franja podemos seguir dos caminos: una fiesta de fisuras fáciles y gozosas por la derecha; o un terreno más indefinido pero no temible por la izquierda (verás una chapa).
Desde la cumbre, hacia levante veremos un bloque cúbico con una cuerda fija que baja a las instalaciones de rápel, bien montadas y sin problemática.
5 – Pico Abadías 3271m – Cara Sureste “Directa” (6b, 275m)
El adjetivo con el que voy a denominar el Pico Abadías es imponente. Imponente pared que comparte dominio con la vertiente más imponente del Pico Maldito, en un imponente circo, de cuyo imponente ibón se despeña un imponente río por un imponente desnivel. Por eso no es majestuoso, sino imponente.
Tratándose sus escaladas de actividades perfectamente realizables en un día, la inmensa mayoría de las cordadas prefiere hacer noche antes de acometer su empresa; y esto no es sino por lo imponente del lugar. Por igual motivo a todas se les plantea la misma vicisitud: ¿aproximar por Cregüeña, con tal inclinación, o por Coronas, con esos neveros pendientes y sombríos antes de llegar?. Lo hagas como lo hagas, y escojas la vía que escojas, el Abadías, brutal contrafuerte de la Maladeta, no te dejará indiferente.
La historia de la escalada en este pico la escribió el prolífico escalador catalán Jordi Lluch, de modo que es bien justo que sea él quien la narre en la guía de escalada, con talento y desparpajo recomendables. Su “sistema Maladeta”, de seguro con ayuda de cierta tenacidad, se mostró tan eficaz que acaparó ostentosamente la mayoría de las aperturas en esta joya del Pirineo, de un modo del todo escandaloso.
Sobre el papel, la clásica del pico Abadías parece ser el Diedro. Pero al ser el primer largo común con la directa; y ser este el largo el más difícil de ambas vías, la estética del trazado se impone y la gente se decanta más por hacer la directa, que aunque en el croquis vuelva a marcar 6b en la salida, en realidad dicho último largo es notablemente más fácil. Tras el primer largo súper característico hay otro bonito largo de fisura (empalmable) que nos lleva a una reunión más cómoda, de donde nos vamos en travesía a la izquierda para hacer el Diedro. Para la directa seguimos recto, buscando una especie de espoloncito que sobresale de la pared, y buscando el terreno más evidente llegamos a otra cómoda reunión en dos largos (empalmables con salida en ensamble). Estamos a mitad de trayecto. Ahora hay varias opciones para el siguiente tramo, de frente o por la izquierda, al gusto, para ganar una especie de hombro poco definido. El trampolín ya está ahí… Buscar el camino más fácil para alcanzarlo por su derecha, primero con tendencia a la derecha y luego a la izquierda. Los pasos más difíciles son aislados y de buena protección. El trampolín marca el final apoteósico de la vía. Para bajar rapelando, normalmente se utilizan las reuniones de la misma vía (cuidado), teniendo en cuenta que la primera instalación está a la derecha en la salida de la Rainbow Warrior, o las de la Eterna Juventud (cuidado) bajando a la cresta de la izquierda.
6 – Congosto de Ventamillo Cara SE – “Ternura Congosteña” (6b, 210m)
No quería dejar fuera de esta selección alguna vía del congosto por varias razones: por ser la característica puerta de entrada al valle por todos conocida y admirada, por poner alguna vía en caliza que diera variedad; y por poner alguna vía de carácter más vertical.
Pero en el Congosto no hay clásicas. Todo lo que no es bien vertical o desplomado está recubierto de una espesa selva húmedomediterránea, pinchosa y urticante para más señas. La primera ascensión de la pared principal, como no podía ser de otra forma, fue a cargo de José Murciano, que la atacó como es lógico por el inmenso diedro que forma el descomunal bombo con el resto de la pared, buscando el terreno más evidente que es su cara derecha. Los tiempos cambiaron y unos guías locales equiparon y limpiaron una línea más directa y más ceñida al diedro. La llamaron Ternura Congosteña.
La vía acaba de sufrir un reequipamiento por parte de sus responsables, ya que estaba algo raro en un principio, con las chapas bastante a desmano. De cualquier manera es la clásica del congosto, y sus dos diedros espectaculares bien merecen la pena.
Desde el párking que hay bajando por el congosto, justo antes del túnel, por la carretera río arriba enseguida encontramos una pasarela nueva que cruza el río. Por ella accedemos al camino que bordea por debajo la pared principal. Pronto, una senda poco visible sale a la izquierda para llevarnos a las vías. En la base de la pared buscaremos el primer diedro de nuestra vía tomando como referencia el inmenso diedro de salida. Éste se encuentra un poco a su derecha, obviamente debajo. La nueva línea reequipada va un poco más a la derecha que la anterior, que subía recto hacia el diedro, por un terreno más lógico y más parecido a la vía del Murciano. Seguirla es bien fácil, aunque escalarla no tanto. Aunque tenga chapas, no nos vendrá mal el juego de fisureros, el de aliens y el de camalots. Saliendo de la vía a la derecha están los rápeles, que no conviene empalmar pues las cuerdas se enganchan con facilidad.
7 – Fita Inferior de Pintrat 2428m – Cara Sur. “La Autopista de Pepín” (7a (6a/A0), 610
Esta pared es un terreno de juego excelente para practicar escalada clásica. Buena roca, buena orientación, corta aproximación, gran paisaje y cierta discontinuidad que nos ofrece múltiples escapes y combinaciones. Lo tiene todo para ser muy frecuentada. Sin embargo no lo es tanto, seguramente por la incierta información que se tiene de ella. Aunque ya ha sido tratada concretamente en algún medio y en la guía vigente, las reseñas no están claras y por eso sólo se transitan vías concretas. Las vías más repetidas son vías modernas de las cuales se tiene más información y que tienen más o menos chapas que nos facilitan la “navegación”.
Apartándome un poco del criterio de número de repeticiones, he seleccionado esta vía por varios motivos: excelente roca, algunos parabolts, cierta proyección mediática, grado medio con un pasito típico… En definitiva se repite bastante y es bien representativa de la escalada en el lugar.
La vía enlaza tres paredes y una rampa somital. El ataque se hace a la derecha del punto más bajo de las Losas de Remuñe, la pared tumbada que hay bajo la Fita propiamente dicha, por una fisura desequipada de 6a fácilmente evitable por la derecha. Salimos a una campa y hacia la izquierda encontramos un pequeño diedro marcado. Superado este, hacia la izquierda, hemos de atravesar un torrente en busca del gran escudo tumbado, cortado en su mitad por una barrera más vertical. siguiendo los parabolts llegamos a las gran faja diagonal que da paso a la Fita Inferior del Pintrat, en sentido estricto. cruzar la faja recto y bordear la pared a la derecha buscando la vía, un sistema de fisuras cortado por un lomito con parabolt. Dicho lomo es el aislado paso de 7a (A0) y el sistema de fisuras nos conduce a un diedro escalonado y desplomado a la derecha de un techo cuadrado gigante. Este tramo es una maravilla, del diedro salimos a una fisura ancha que por suerte ya se tumba y, poco a poco, alcanzamos una campa somital, desde donde la vía aún aprovecha la zona rocosa más escalable hasta la misma cumbre. Descenso: andando, desde la cumbre bajamos al collado de detrás, donde tenemos dos opciones. A la derecha cómodamente podemos bajar por el Valle de Gorgutes hasta la carretera. A la izquierda, bordeando la Fita y bajando por la faja hasta el final (más delicado y con posibles embarques no muy graves) volvemos al pie de las Losas de Pintrat. Como es obvio, el descenso por Gorgutes exige llevarlo todo puesto.