La cuna del alpinismo español
Heraldo, 22 de diciembre de 2017.
Rodeado por los tresmiles más altos del Pirineo, el valle de Benasque ha sido denominado por muchos el ‘Chamonix español’. El paraíso del montañero es también un lugar donde disfrutar con la familia de las maravillosas vistas.
Este enclave ubicado en la comarca de La Ribagorza fue declarado Parque Natural Posets Maladeta en 1994 con el fin de salvaguardar sus ríos, lagos, glaciares, ibones, cascadas y bosques.
Custodiado por el Aneto, Posets y el Perdiguero, al norte, y por el Turbón y el Cotiella, al sur, es un espacio perfecto para ascender a las cimas más altas. Subir al Aneto por el refugio de la Renclusa para disfrutar a vista de pájaro de su asombroso glaciar y de unas maravillosas vistas de todo el valle de Benasque, de los Maladetas e incluso de los parques nacionales de Ordesa y Aigüestortes suponen unos bonitos retos para cualquier alpinista.
Alcanzar las cimas del Posets, por el refugio de Angel Orús, o la del Perdiguero, por el barranco de Literola o el de Remuñe, es posible desde esta zona. Y estas son solo unas sugerencias de los muchos picos que se pueden ascender a través de este valle.
Típica postal del pirineo
Pero, no solo los más aventajados pueden disfrutar de estas increíbles cimas. A pesar de sus vertiginosos ascensos existen rutas senderistas al alcance de todos. Conseguir la vista más fotografiada de todo el Pirineo -el glaciar de los Maladetas y el Aneto- desde el Forau de Aigualluts es un plan familiar de domingo perfecto en la época de verano donde las altas temperaturas hacen posible acceder en coche hasta La Besurta.
También visitar aquel espacio del que se acordaba Celtas Cortos en su canción, la cabaña de Turmo, es posible gracias a una ruta sencilla que recorre el increíble valle de Estós. Por este mismo, se puede optar por realizar un itinerario más acuático y llegar hasta el ibón de Batiselles.
Turismo de aventura
Escalada, BTT, kayak o parapente son otras de las opciones más divertidas y atrevidas del lugar. El Congosto, por el que se accede al valle, ofrece una belleza inigualable al adentrarse en él, además de que se pueden practicar muchos de estos deportes en su entorno.
Verano, invierno, primavera u otoño, cualquier época del año es buena para visitar esta joya de la naturaleza, un valle del que emana agua de forma constante gracias a las cumbres que lo custodian.
El Chamonix español
Integrado en el paisaje, con fachadas de piedra y tejados de pizarra, Benasque aprovecha los recursos geológicos del lugar para crear un municipio con una arquitectura única.
Paseando por sus calles destacan sus construcciones más tradicionales como el Palacio de los Condes de Ribagorza o Casa Juste con su característico Torreón. Pero, no es la única localidad del valle que destaca por esta integradora estética. Sahún es ejemplo de esta particular arquitectura pirenaica.
Los refugios de montaña más emblemáticos del Pirineo se encuentran en este valle, pero sin duda el de Llanos del Hospital es el más visitado por su belleza. En él, no solo se puede practicar esquí de fondo, sino que muchas personas aprovechan su accesibilidad para pasear por un paraje único rodeado por imponentes cimas. En invierno, las excursiones y rutas con raquetas son una constante que atraen a numerosos visitantes.
Territorio ‘trail running’
El Gran Trail Trangoworld Aneto-Posets, que reúne a más de 3.500 ‘runners’ y a casi 10.000 visitantes, ejerce de buque insignia de decenas de carreras que se celebran a lo largo del año por el valle de Benasque, sobre todo en verano y primavera, cuando las condiciones meteorológicas son más atractivas.
La Trail 2 Heaven, con 48 km de recorrido y más de 5.500 metros de desnivel acumulado, y la Gran Maratón de Montañas de Benasque son algunas de las que atraen a los corredores más afamados.
Fieles a la tradición
Bailes, juegos y fiestas populares conforman un entramado de eventos que discurren a lo largo de todo el año por los municipios que forman parte del valle.
El 30 de junio se celebran las fiestas de Benasque en honor de San Marcial. Es en esta fecha cuando los mayordomos, con unas flores sujetas con un pañuelo en la cabeza y acompañados de castañuelas, danzan el tradicional Ball de Benás -que se remonta al año 1820-.
Les Falles de Sahún es otra de las citas ineludibles. La noche de San Juan -23 de junio- los sahunenses queman unas artesanas antorchas. Esta fiesta, que forma parte del Patrimonio Cultural inmaterial de la Humanidad de las Fiestas del Fuego del Solsticio de verano en los Pirineos, es una de las tradiciones más ancestrales de la comarca de La Ribagorza.
Una gastronomía de cuchara
Productos de la tierra, ese es el distintivo de la gastronomía el valle. Una buena olla benasquesa o un estofado de carne de caza como corzo o jabalí son dos de los emblemas de la cocina del lugar.
Cordero, ternera, verduras, hortalizas, legumbres y hongos añaden variedad a una dieta que permite al visitante sumergirse en el corazón de estas tierras a través de sus sabores y olores. Las setas o las codiciadas trufas hacen del valle un lugar atractivo por su gastronomía y también por los recolectores de hongos.
Degustar manjares como ‘chiretas’ de cordero, patatas rellenas o el ‘recau’ añaden un toque propio a una cocina que se disfruta sin prisa, y que permite tener una buena sobremesa tras haber recorrido el valle por la mañana.
Las recetas locales son el emblema de cada restaurante y de cada hogar benasqués. Aprovechar el producto propio es la norma. Por eso, tanto la caza como la pesca conforman la mayoría de los platos, unos manjares tan propios que solo pueden encontrarse en este rincón montañero.
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