Valle de Benasque: deportes de naturaleza y pueblos escondidos entre los picos más altos de los Pirineos

Valle de Benasque: deportes de naturaleza y pueblos escondidos entre los picos más altos de los Pirineos

6 febrero 2023 Artículos 0

20minutos, 1 de febrero de 2023

Las cumbres más altas de los Pirineos marcan el paisaje del Valle de Benasque. Este enclave encajado entre imponentes montañas forma parte del Parque Natural Posets-Maladeta y con tan solo un vistazo uno se da cuenta de por qué merece la pena escaparse hasta este rincón del norte de Huesca. Su apodo, el Valle Escondido, le hace completa justicia, y es que es un pequeño regalo oculto de la naturaleza.

La leyenda cuenta que el amor entre la princesa Pyrene y Hércules fue el origen de las montañas de los Pirineos. Los macizos rocosos se formaron a partir de las enormes piedras que el héroe griego amontonó sobre el cuerpo de su amada hasta formar esta cordillera que separa España a Francia. Pero al Valle de Benasque no le hacen falta historias mitológicas para desprender tanta magia.

Actividades para todos los gustos

Tranquilidad, calma y majestuosidad, son solo algunas de las palabras con las que podríamos describir lo que se encontrará en viajero al poner un pie en estas tierras privilegiadas. Aquí yerguen los imponentes picos del Aneto y el Posets, los puntos más altos de los Pirineos. Esas montañas que se elevan a más de 3.000 metros de altura se combinan con lagos y cauces de agua, haciendo la postal pirenaica aún más bella.

Valle de Benasque.
Valle de Benasque.

Las mejores vistas de ese horizonte montañoso la conseguiremos subiendo al telesilla del puerto de montaña del Ampriu, a donde llegaremos a través de la carretera que parte del pueblo de Cerler.

Un total de 95 lagos, como el Cregüeña o el Batisielles, trece glaciares y numerosas cascadas nos regalan un verdadero espectáculo acuático. Además, el río Ésera y sus 30 kilómetros navegables son el escenario perfecto para aquellos aventureros que se atrevan a lanzarse a las aguas bravas y practicas deportes como el rafting, hidrospeed o kayak. Incluso, en las zonas de aguas calmadas, se puede hacer piragüismo. Eso sí, todo con ciertas restricciones: «En los embalses pueden acceder las embarcaciones siempre que no lleven motor y en el río se puede acceder miércoles y jueves a cualquier hora, y el resto de los días de 12 a 16 horas», señalan desde Turismo de Benasque.

Trincheras de Castejón del Puente.

Otras opciones para experimentar al máximo la naturaleza del Valle de Benasque son el senderismo, las vías ferratas, los paseos a caballo, el ciclismo, el golf o incluso el parapente para aquellos que busquen una experiencia mucho más dinámica. «El valle tiene una reconocida reputación en el mundo del vuelo por sus condiciones aerológicas y su belleza paisajística», destacan.

Parapente en el pueblo de Castejon de Sos (Valle de Benasque).
Parapente en el pueblo de Castejon de Sos (Valle de Benasque).

Esquí y ‘snow’ en los paisajes nevados más bellos

Los meses más fríos dejan un grueso manto blanco sobre estas tierras oscenses. Y es en ese momento cuando los amantes de los deportes de invierno acuden al lugar para poner en práctica sus habilidades. Los que sean principiantes en el esquí y el snow también disfrutarán deslizándose por primera vez sobre esta nieve de gran calidad.

En el valle encontraremos la estación de Aramón Cerler, con 80 kilómetros esquiables divididos en 72 pistas para todos los niveles: 10 verdes, 19 azules, 27 rojas y 16 negras. A ello se suman 20 remontes que nos llevan hasta los 2.630 metros de altura. Contemplar la inmensidad del valle a vista de pájaro es un regalo para los ojos, un momento de calma para despejar la mente antes de que la adrenalina de la bajada se apodere de nosotros.

Estación de Aramón Cerler.
Estación de Aramón Cerler.

El esquí alpino no es la única modalidad que podremos disfrutar en el valle. Un poco más al norte, en la cara septentrional del macizo de Aneto, se ubica el Espacio Nórdico Llanos del Hospital, con tres circuitos balizados para la práctica de esquí de fondo o paseos con raquetas. Estos recorridos nos conducirán por paisajes vírgenes de la montaña, a través de bosques nevados donde el silencio solo se ve interrumpido por nuestros pasos.

Esquiador descendiendo la montaña

Pueblos tranquilos con un rico patrimonio

Más allá de la exuberante naturaleza del Valle de Benasque, las huellas que ha dejado el hombre en el lugar también son dignas de visitar. Hablamos de sus pueblos, pintorescas villas de montaña que reúnen en un pequeño espacio toda la esencia de los Pirineos. «La anterior inaccesibilidad ha ayudado a conservar su dialecto, el patués, que tiene influencias francesas y catalanas», explican.

El centro neurálgico del valle es el pueblo de Benasque, con dos espacios claramente diferenciados. Por una parte, tenemos la zona más antigua, con construcciones históricas como el Palacio de los Condes de Ribagorza o la Casa Juste, mientras que, por la otra, se levantan edificios más modernos de piedra y ladrillo.

Benasque.
Benasque.

Por su lado, el casco urbano de Sahún es uno de los mejores conservados de la zona. Un entramado de casas tradicionales envuelven la iglesia parroquial de San Juan Bautista, con origen románico en el siglo XII. También destaca el Santuario de Guayente, un lugar de reunión para los habitantes del pueblo donde antaño se trataban asuntos como el paso de bandoleros desde Francia o los procesos de brujería.

El pueblo de Castejón de Sos, a pesar de su reducido tamaño, es todo un núcleo cultural. En su completa agenda destacan citas como el Festival de Jazz, así como conciertos y exposiciones. Además, su antigua iglesia del siglo XVII se rehabilitó para transformarse en un dinámico centro cultural. Pero eso no es todo, esta zona es una de las mejores del país para volar, ya sea con parapente o con ala delta.